El efecto Flynn en el cambio del C.I.
En esta fascinante c harla para TED el filósofo moral James Flynn se pregunta ¿Por qué nuestros niveles de CI (IQ) son más altos que los de nuestros abuelos.
En esta fascinante charla para TED el filósofo moral James Flynn se pregunta ¿Por qué nuestros niveles de CI (IQ) son más altos que los de nuestros abuelos? Aludiendo al llamado “efecto Flynn” que responde a la pregunta ¿Nos estamos volviendo más inteligentes, o simplemente pensamos de manera diferente?
Flynn menciona que en los últimos 100 años el pensamiento usual de las personas ha saltado de lo concreto y tangible a lo abstracto, lógico, hipotético y conceptual, y por eso pruebas de CI como el subexamen de Wechsler (clasificaciones) o el de Raven (sobre analogías) y otros tests que plantean situaciones figurativas o hipotéticas arrojan mejores puntajes en esta generación en relación a las dos o tres anteriores. SI no fuera así, si se le hiciera una prueba de inteligencia a las personas de hace una década con las normas modernas, tendrían un coeficiente promedio de 70.
Si nos sometiéramos a la prueba con sus normas tendríamos un coeficiente promedio de 130. Pero nuestros ancestros no eran retrasados mentales y nosotros no somos superdotados. Lo que ocurre es que se han incrementado las demandas cognitivas que exige el ambiente tecnológicamente más sofisticado en el empleo y la educación.
Pero Flynn también se refiere a cómo la pérdida del hábito de leer historia y literatura en esta generación ha ocasionado en los políticos y decisores la reiteración de errores que podrían haberse evitado de haber tenido esta generación de políticos un mayor bagaje de pensamiento histórico (informado).
Esta mutualidad entre lo concreto y abstracto es lo que les da sentido a conceptos como democracia, libertad, autonomía, equidad, y en general, derechos humanos y el mismo concepto de educación. Estas abstracciones nacen de experiencias concretas y se van hilvanando con la identidad y conciencia de cada uno. A su vez, una vez construidas, ellas permiten enfocarse en los quehaceres concretos que les dan sentido.
Siendo así, hay que repensar la actividad escolar para asegurar que los estudiantes salten de lo concreto a los niveles más alto de pensamiento abstracto, lógico, hipotético, futurístico, conceptual y especulativo (“qué pasaría si…”, “de que otra manera…”), cosa que no ocurre cuando la memorización, los quehaceres rutinarios y la elaboración concreta de tareas dominan la vida escolar.
Leon Trahtemberg.